Una gran responsabilidad

Ya no es un asunto paulatino: la devastación del medio ambiente capitalino viene creciendo con un apetito voraz, llevándose en sus fauces árboles, humedales y cualquier vestigio de naturaleza. En la voracidad no se contempla ni el equilibrio ni el desarrollo responsable, pues al fin de cuentas piensan que unos árboles o unos metros de zonas verdes no pueden obstaculizar el progreso de la ciudad, así se sacrifique el medio ambiente y la calidad de vida de los bogotanos.
 
El panorama tiende a ser más sombrío aún, pues hasta el gobierno nacional parece interesado en participar en la depredación.  El Plan Nacional de Desarrollo incluyó un artículo que transformó la Empresa Nacional de Renovación y Desarrollo Urbano Virgilio Barco Vargas SAS, en la Agencia Nacional Inmobiliaria Virgilio Barco Vargas. Entre otros temas, las entidades públicas de orden nacional podrán transferir, de manera gratuita, los inmuebles ubicados en las áreas de los proyectos que desarrolle la Agencia al tiempo que se faculta al organismo para hacer uso de la potestad de expropiación administrativa, invocando motivos de utilidad pública.
 
En el contexto de Bogotá, el mencionado artículo 245 del Plan Nacional de Desarrollo debería analizarse a la luz del Plan de Renovación Urbana del CAN, que busca incorporar cerca de 30 hectáreas del parque Simón Bolívar y algunos terrenos pertenecientes a la Universidad Nacional para el desarrollo del proyecto, que estará a cargo de la mencionada Agencia Nacional Inmobiliaria.
 
Ante este panorama, los pocos sectores que son pulmones de Bogotá adquieren una jerarquía inusitada, pues la desaparición de espacios ambientales incrementa la importancia estratégica de zonas como Ciudad Salitre Oriental, lo que significa que toda nuestra gente está adquiriendo una enorme responsabilidad en cuanto a la preservación del medio ambiente de nuestro territorio.
 
 
Por todo lo anterior, es indispensable redoblar los esfuerzos para conservar el espacio ambiental en nuestro sector, velando por la salud de nuestros individuos arbóreos, trabajando con ahínco en la preservación de nuestras zonas verdes y defendiendo un territorio que garantizará que las generaciones futuras tengan la posibilidad de respirar y vivir: ese es el tamaño del reto ambiental que tenemos en Ciudad Salitre Oriental.

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