Pedimos denunciar pero…

Uno de los temas recurrentes en material de seguridad, es la solicitud a la ciudadanía para que denuncie ante las autoridades, cualquier conducta delictiva que haya presenciado o de la que haya sido víctima.
 
De hecho, un aspecto fundamental de la cultura ciudadana es instaurar la denuncia respectiva, de tal manera que las autoridades puedan adelantar las acciones pertinentes y judicializar a los responsables.
 
Es cierto que, en muchas ocasiones, el ciudadano prefiere abstenerse de denunciar, porque considera que es un delito de menor cuantía que nunca será atendido por las autoridades y que al fin de cuentas, no recuperará los bienes que perdió. 
 
Sin embargo, algunos ciudadanos se abstienen de denunciar por el tiempo que representa el trámite engorroso de una denuncia.  De hecho, en diversas oportunidades, la víctima se acerca a una estación de Policía y encuentra que debe esperar varias horas para interponer la denuncia, recibiendo incluso la sugerencia de esperar un tiempo, pues al fin y al cabo, según los mismos uniformados, tiene seis meses para denunciar.  En otras ocasiones, no basta con que pierda buena parte del día, pues sencillamente, al finalizar la jornada, su denuncia no ha sido recibida y debe volver, muy de madrugada, a ver si por fin lo atienden.
 
Para completar, el aplicativo nacional que sistematiza las denuncias falla con frecuencia, por lo que es imposible que los funcionarios reciban la denuncia ya que si se hace la diligencia de manera manual, no hay quien se comprometa a subirla al sistema posteriormente.
 
Por todo lo anterior, lo menos que se puede pedir es algo de coherencia, pues mientras se motiva a la ciudadanía a denunciar los actos ilícitos, en la realidad esta acción de cultura ciudadana se convierte en un viacrucis que termina por hacer desistir a la mayoría de ciudadanos.
 
De hecho, si las autoridades quieren que se denuncien los delitos, es indispensable que se agilice el proceso y se facilite la instauración de las denuncias. Es más: las talanqueras y complicaciones generan distorsiones en cuanto al accionar delincuencial, puesto que los delitos de bajo impacto, por simple cansancio del denunciante, no quedan ni siquiera registrados en las estadísticas distritales y nacionales.
 
 
Además, los trámites engorrosos y el tiempo perdido por los denunciantes, ocasionan que muchos delitos no sean judicializados y se prefiera un mal arreglo que un bien pleito, así la ley diga otra cosa.  El ciudadano juicioso y responsable, comprometido con la cultura ciudadana, espera más facilidades y disposición de las autoridades para echar a andar el aparato de justicia.

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