Me resisto…

Me resisto a creer que, de repente, la organización narcoterrorista FARC desapareció del mapa violento del país y que el asesinato de nuestros soldados y policías es obra de grupos ilegales indeterminados, que al parecer, provienen de la luna... O de marte, vaya uno a saber.
 
Me resisto a creer que un contrato, con el objetivo claro y específico de organizar una movilización a favor de la “paz”, haya sido malinterpretado y que el otrora adalid de “lo público es sagrado” ahora se presente como víctima de quienes encontraron el documento en una página web del gobierno.
 
Me resisto a creer que las FARC quieren la paz, cuando la doctrina Jojoy sigue intacta y señala que ellos dialogan con todo el mundo, pero que el único objetivo es el poder.
 
Me resisto a creer que el apoyo popular a la paz santista, sea tan abrumador como dice el gobierno.  Esas jugosas partidas que fueron dadas a conocer recientemente, indican que el tal apoyo es solo trabajo muy bien remunerado.
 
Me resisto a creer que Gramalote estará listo en diciembre, pese a las amenazas proferidas por el Presidente… Si fue incapaz de hacer algo en cuatro años largos, la lógica indica que podría ser en un diciembre, pero no de este año o de este lustro.
 
Me resisto a creer en los cantos de sirena del gobierno nacional, que sostiene que la financiación de la Ley Estatutaria de la Salud estará asegurada en dos años, salvo si desde ya nos anuncian la catarata de impuestos y sobretasas que aprobarán en este tiempo, para nutrir el monstruo insaciable que significa esa reforma.
 
Me resisto a creer que no se vea ninguna similitud entre la gravísima crisis de Grecia y las señales –cada vez más fuertes- de lo que está pasando en Colombia.
 
Me resisto a creer que toda víctima de homicidio en Bogotá es por ajuste de cuentas o por sicariato… Están tan empeñados en justificar lo injustificable –el asesinato- que recurren a la canallada de enlodar a la víctima.
 
Me resisto a creer que el metro para Bogotá sea esa maravilla que venden los politiqueros de turno, pues todo indica que lo recortarán a tal punto, que en un tiempo, las obras que inicien quedarán suspendidas.  Lo que sí creo es que el dichoso contrato para el metro, será para abogados y no para ingenieros.

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