Nuestro modelo de salud, en cuidados intensivos
Por Fabio Hoyos, Vicepresidente de comunicaciones de
ASOBEL
El primer sistema nacional de seguridad social en salud
se implantó en Alemania en 1883, bajo la unificación del imperio por parte de
Bismark, constituyendo lo que se conoce como el Estado de Bienestar. Este se
dio como resultado de la presión de los trabajadores al gobierno y a los
empleadores, por garantías del acceso regular al servicio de salud.
Después de la II Guerra Mundial se estableció en
Inglaterra el Sistema Nacional de Salud, bajo los principios de financiación
estatal, plan de beneficios integral y atención universal, gratuita y oportuna.
A esta adopción contribuyó el sentimiento de solidaridad colectiva desarrollado
durante la guerra. Esta modalidad de sistema público de salud fue adoptada en
países como Canadá, Dinamarca y Noruega, entre otros.
Relata Michael Moore en su revelador documental SICKO
sobre la salud en EEUU, que fue Nixon en 1971 quien apoyó la entrada de las
compañías de seguros al sistema sanitario público, quienes obtendrían más
beneficios suministrando menos atención. Pero es en la década de 1980 en que se
globalizan las políticas del libre comercio, bajo la dirección de las
organizaciones financieras internacionales, y se reforman los sistemas de
salud, comenzando el desmonte del Estado de Bienestar.
La fundación privada estadounidense Commowealth afirmó en
junio de 2014 que el sistema de salud de EEUU es el más caro del mundo y el de
más bajo desempeño comparado con el de 10 naciones estudiadas: Australia, Canadá, Francia, Alemania, Países Bajos, Nueva
Zelanda, Noruega, Suecia, Suiza y el Reino Unido. Este modelo, de intermediario
financiero en la prestación del servicio público de salud, inspiró el modelo
colombiano, bajo la recomendación del BM y con la financiación del BID. Se
reglamentó mediante la ley 100 de 1993 y es un ejemplo de la imposición de la
doctrina económica neoliberal, inequitativa y antidemocrática, que se consolida
como práctica de acumulación por despojo.
Después de 25 años del modelo de salud con las
intermediarias llamadas EPS, el resultado es un aumento de muertes evitables,
un deterioro en los indicadores de salud, una inmensa corrupción y malversación
de los dineros de la salud, y una degradación de las condiciones laborales del
personal sanitario.
Se suma a esto la crisis de la red pública hospitalaria,
en vías de desaparecer por la corrupción y la billonaria suma que le adeudan
las EPS, ante la indiferencia del gobierno (al respecto ver columna de Cristinade la Torre en El Espectador del pasado 20 de julio). Por
todo lo anterior, no fue casual la histórica movilización de las batas blancas
ocurrida en el 2013, que hundió la ley que buscaba apuntalar las EPS, la que
vuelve a revivir hoy mediante el PND, recientemente aprobado a pupitrazo en el
Congreso.
Por lo tanto, es un imperativo categórico, al decir de
Kant, construir un modelo de salud que anteponga los intereses de la población
sobre los intereses económicos particulares.
Antes de que callera en manos del estado, Saludcop era una buena eps, buena atención, calidad del servicio y rapidez..... Pero está en manos del estado y ahí acabó todo. No entiendo porque no mencionan esa terrible situación. Cuando existía el seguro social, era igual de malo a lo que es hoy saludcop, con pedazos de sabanas para trancar hemorragias y cosas por el estilo. Como va a ser antidemocrática la ley 100, cuando el sistema pasó de cubrir al 20% de la población a más del 50%? Este escrito se parece a la propaganda de las manifestaciones y no tiene mucho sustento.
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