¿Dolor de espalda?

Parece que se está propagando una epidemia que podría arrasar con lo poco que queda de la cultura ciudadana en Bogotá.  Se trata del “dolor de espalda”, un mal social que evita recoger un papel que fue abandonado en el piso por algún inconsciente.

¡Y qué decir de la dolencia que padecen algunos propietarios de mascotas! Con rostro enfurruñado acompañan a su peludo y, llegado el momento, aguardan con paciencia y mirando a la nada, mientras el canino deja en plena vía sus desperdicios. Si alguien los sorprende, buscan cualquier excusa, por absurda que parezca, para justificar el mal que los aqueja.

De hecho, el “dolor de espalda” que padece la ciudadanía llega a límites insospechados: la envoltura de una golosina arrojada al piso puede permanecer días e incluso semanas en algún lugar escondido de las zonas comunes o en plena vía pública, pues la “dolencia”  evita que los ciudadanos se tomen la molestia de agacharse, recoger el papel y arrojarlo en una caneca.

Algunos sospechan que el “dolor de espalda” muestra otros síntomas como el cinismo y la propensión a la ira: cuando aquellos que sufren este “malestar”, arrojan un papel en plena zona común, y son sorprendidos, de inmediato se molestan, y en el mejor de los casos, exhiben un gesto airado para luego recurrir–con ínfulas de indignados- al manido argumento de que están pagando para que otros recojan. En otras ocasiones son más directos y enrostran sin pudor una bravuconada: ¡Pues recójalo usted!

Se diría que el “dolor de espalda” ataca también el sentido común, pues que en los conjuntos y en el espacio público haya gente encargada del aseo, no significa que los ciudadanos exhiban su falta de educación al contribuir, con más basura y desperdicios, al desaseo que ha sido –por desgracia- una de las desagradables características de la capital del país. Por alguna extraña razón, los “adoloridos” creen que todo gira a su alrededor y, por tal motivo, todo debe estar al servicio de sus caprichos y mala educación: debe ser un trastorno relacionado con el “dolor de espalda”…

Claro que el “dolor” también lo padecen algunos ciudadanos que, aunque no arrojan un papel al suelo, tampoco se detienen unos pocos segundos para recoger aquel empaque que algún “adolorido” lanzó sin consideración.

Ya sea por solidaridad, por respeto con las personas encargadas del aseo en áreas públicas o privadas o por simple vergüenza –para que no se piense que el entorno es un basurero-, el mejor analgésico para el “dolor de espalda” es la buena utilización de las canecas y también, ¡cómo no!, el ejemplo de recoger el papelito que otro arrojó: puede que los adoloridos hagan un gesto de desprecio, pero esa será una buena recompensa al demostrar que en su fuero íntimo, sienten una profunda vergüenza ante un gesto de grandeza que es toda una protesta cívica silenciosa.

Comentarios

  1. TENGAMOS CUIDADO CON ESTOS DOLORES YA QUE SON PROPENSOS A SER HEREDADOS POR LOS HIJOS, GRACIAS ASOBEL POR ESTE TAN OPORTUNO COMENTARIO

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    1. Ciertamente esos "dolores" son hereditarios y eso se ve con frecuencia en las calles.

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