Inteligencia emocional


Por Fabio Hoyos, Vicepresidente de comunicaciones de ASOBEL



Las emociones son impulsos que nos llevan a actuar, con los cuales nos ha dotado la evolución desde hace más de cien mil años para garantizar nuestra supervivencia. Pero nuestro tránsito hacia la civilización, durante los últimos diez mil años, ha demandado la contención de los excesos emocionales que pueden desbordar la razón del individuo, mediante la implantación de leyes y códigos de ética a lo largo de la historia.

Afirma Daniel Goleman, el autor de La inteligencia emocional, que «todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental», y plantea la hipótesis, sustentada en múltiples estudios y observaciones, de que es más importante para triunfar en la vida el Coeficiente Emocional, que mide la habilidad de comprender y manejar las complejidades de las emociones y relaciones humanas, que el Coeficiente Intelectual, que mide la capacidad cognitiva y analítica del individuo, aunque antes y aún ahora se sostuviese lo contrario.



Se define entonces la inteligencia emocional como la habilidad para tomar conciencia de las propias emociones (¿cómo me siento, por qué y cómo lo manifiesto?) y de las de los demás (empatía, saber ponernos en la piel del otro) y la capacidad de regularlas (equilibrio entre represión y desborde). Sus efectos positivos se evidencian en la disminución de la ansiedad, estrés, indisciplina, comportamientos de riesgo, conflictos, etc, junto con el aumento de la tolerancia a la frustración, asertividad (ni sumiso ni agresivo), resiliencia (capacidad de cicatrización emocional).

Aunque este enfoque de la inteligencia emocional es sin lugar a dudas una guía práctica efectiva para afrontar los desafíos personales y laborales que debemos acometer, los cambios educativos y sociales son lentos y la práctica educativa aún no ha sido afectada positivamente por esta propuesta. Se hace entonces indispensable aunar esfuerzos para la difusión de su práctica, por sus bondades en los ámbitos familiar, escolar y laboral.

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