La sabiduría del Quijote y de Sancho
Hay personas que dedican su vida entera al estudio de El
Quijote de la Mancha. Mucha tinta ha corrido para explicar la obra más
importante de la literatura, aunque en esta oportunidad, dejaremos que las
máximas de Alonso Quijano y de Sancho estén ahí, literales, dispuestas para la
interpretación del lector.
“La solicitud del negociante trae a buen fin el pleito
dudoso; pero en ningunas cosas se muestra más esta verdad que en las de la
guerra, adonde la celeridad y presteza previene los discursos del enemigo y
alcanza la victoria antes que el contrario se ponga en defensa”. Primera parte,
capítulo XLVI.
“¿No sabes tú que no es valentía la temeridad?” Segunda
parte, Capítulo LXIII.
“Hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del
cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad,
en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas
partes caben y pueden estar en un hombre feo”. Segunda parte, capítulo LVIII.
“Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia,
que es necesaria que se use aun entre los mismos ladrones.” Segunda parte,
capítulo LX.
“Muchas veces suele caerse la paciencia cuando la cargan
de injurias”. Segunda parte, capítulo LIX.
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones
que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros
que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la
honra se puede y debe aventurar la vida”. Segunda parte, capítulo LVIII.
“De las cosas obscenas y torpes los pensamientos se han
de apartar, cuanto más los ojos”. Segunda parte, capítulo LIX.
“La ingratitud es hija de la soberbia”. Segunda parte,
capítulo LI.
“Amicus Plato, sed magis amica
veritas”. Platón es amigo, pero es más amiga la verdad. Sentencia
clásica que equivale a “hay que actuar de acuerdo con la verdad, no siguiendo
las amistades o conveniencias. Segunda parte, capítulo LI.
“No puede haber gracia donde no hay discreción”. Segunda
parte, capítulo XLIV.
“Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no
cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del
juez riguroso que la del compasivo”. Segunda parte, capítulo XLII.
“Sobre el cimiento de la necedad no asienta ningún
discreto edificio”. Segunda parte, capítulo XLIII.
“Esfuércese, esfuércese, que el descaecimiento en los
infortunios, apoca la salud y acarrea la muerte”. Segunda parte, capítulo I.
“Antes se toma el pulso al haber que al saber”. Segunda
parte, capítulo XX.
“Al poseedor de las riquezas no le hace dichoso el
tenerlas, sino el gastarlas, y no gastarlas comoquiera, sino el saberlas bien
gastar”. Segunda parte, capítulo X.
“Las propias alabanzas envilecen”. Segunda parte,
capítulo XVI.
“Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para
los hombres, pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias”.
Segunda parte, capítulo XI.
“Porque la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda
sobre la mentira como el aceite sobre el agua”. Segunda parte, capítulo X.
“Dondequiera que está la virtud en eminente grado, es
perseguida”. Segunda parte, capítulo II.
“Donde reina la envidia, no puede vivir la virtud, ni
adonde hay escaseza la liberalidad”. Primera parte, capítulo XLVII.
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