La ilustración, el primer derecho de un pueblo
Por Fabio Alberto Hoyos Gil, Vicepresidente de
comunicaciones de ASOBEL
Es importante analizar con atención, la última
conferencia del maestro Carlos Gaviria Díaz, “Educación para la democracia”, en la que resume
su filosofía. (1). Su plática trata de la importancia y el lugar que debe
ocupar la educación en nuestra nación, que se precia de ser democrática, y el
papel que nos corresponde como seres con autonomía para decidir dentro de ella.
Para conquistar este objetivo, Gaviria plantea el requisito imprescindible de
estar ilustrados, en el sentido de saber discernir, para poder tomar las
mejores decisiones personales y colectivas.
Su charla se sustenta en las ideas de libertad de
pensamiento y respeto por la opinión ajena, marchitas en esta sociedad de
mercado y de privilegios para pocos. Concuerda con Sartre en que el hombre es
una criatura “condenada” a ser libre, porque, agrega, ser libre significa estar
abocado a tomar decisiones. Y precisa, siguiendo a Aristóteles, que puesto que somos seres
destinados a vivir con los demás, la democracia es el mejor modelo, porque en
ella todos decidimos qué es lo que se debe hacer en la comunidad. Prioriza la
educación para la autonomía, que en democracia implica que la comunidad se
gobierna a sí misma y no desde afuera. Y por tanto, confirma, el primer derecho
del pueblo en una democracia es la ilustración. Nos reta entonces a asumir el
desafío educativo de construir el sujeto de la democracia, que es el pueblo,
concebido, no como una masa amorfa y manipulable, sino como una comunidad
pensante y dialogante.
Por estas razones, deplora la firma de Tratados de Libre
Comercio, pues estos plagarían nuestro imperfecto modelo educativo de programas
para atender las demandas del mercado. Es decir, implantarían el aprendizaje de
información eminentemente técnica, configurando mentes uniformes, sumisas y
carentes de formación humanística. En suma, tratados que desmontan el propósito
original de la educación, que es el de contagiar la pasión por el conocimiento
y formar buenos ciudadanos, aptos para la convivencia fecunda.
Refiriéndose al vicio de la sociedad colombiana de
pretender la uniformidad del pensamiento político, afirma que no sabemos
disentir, al adversario lo convertimos en enemigo; y de ahí se sigue la
violencia, absurda y terrible como la de los años 50.
Nos deja entonces su legado de demócrata a carta cabal,
eminente magistrado, respetado político de la izquierda democrática y faro que
ilumina con su sabiduría a las nuevas generaciones, en el momento histórico en
que el magisterio reclama justamente mayor dignidad para su menospreciada pero
imprescindible labor.
1 – “Cómo educar para la
Democracia”, Conferencia del Dr. Carlos Gaviria Díaz, Gimnasio Moderno,
11-03-2015, https://www.youtube.com/watch?v=RGQdcwWVlCw
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