Alemania en llamas
Por Jaime Restrepo Vásquez
El gobierno alemán ha sido especialmente cuidadoso a la
hora de explicar las motivaciones de los atacantes que han ocasionado decenas
de muertos en las últimas semanas, pues en esta oleada de atentados hay
factores que hacen más complejo el señalamiento a la incitación fundamentalista
y a las simpatías con grupos islamistas.
De hecho, la mayoría de atacantes son ciudadanos nacidos
en Europa. Esta situación obliga a mirar los antecedentes familiares y sus
orígenes, lo que ha dejado la primera pista del carácter islamista de los
ataques. Pero tal constatación no es una prueba irrefutable, pues sería vista
como estigmatización facilista.
Posteriormente, las autoridades deben comprobar si
existen vínculos directos entre los atacantes y grupos islamistas como Al Qaeda
o ISIS. No obstante, la nueva realidad en Europa es que esos vasos comunicantes
muchas veces no existen de forma directa, pues los agresores no están matriculados
como fundamentalistas oficiales. Por esta razón, los investigadores deben
recurrir a la reconstrucción de las costumbres, de las actividades en internet
y de los lazos de socialización del victimario; para establecer si la
influencia provino de un llamado al alzamiento, de un video impactante o de la
abrumadora propaganda proyihadista y antioccidendal.
De hecho, aquellos que sucumben a la propaganda y al
adoctrinamiento por redes sociales e internet, son llamados “lobos solitarios”.
Estos, motivados por los mensajes enfocados a la emocionalidad y generadores de
culpa –en aquellos ciudadanos cuyas raíces están en tierras musulmanas, pero
que nacieron en algún lugar de occidente-; son proclives al ataque aleve y a
tomar la decisión autónoma de matar a uno, cinco o diez “infieles”, según
ellos, para la gloria de Alá.
Los estados son lentos en asimilar las nuevas conductas
terroristas. Los atentados del 11 de septiembre fueron posibles gracias a los
“durmientes”, quienes habían asimilado, aparentemente, la cultura occidental,
pero solo esperaban la orden de atacar. Más de 3.000 muertos fueron necesarios
para entender la nueva dinámica de los fundamentalistas. Ya son varias víctimas
de los “lobos solitarios”, lo que hace urgente el conocimiento de esta forma de
yihad, pues están ahí, han ingresado como refugiados o han nacido en una tierra
que consideran ajena.
Alemania conoce a la perfección que toda acción genera
una reacción y el difundir completamente la información sobre la motivación
yihadista, puede conducir a los fanáticos nacionalistas a emprender una oleada
de xenofobia contra todo lo que huela a Islam, como respuesta a la amenaza y a
la sospecha que despierta el hecho de que cualquiera, adoctrinado y manipulado
a través de las redes sociales, pueda arrebatarle la vida a un connacional…
Esta situación de odio racial ya la vivió Alemania y todos conocemos la
catástrofe que generó: de ahí la cautela.
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