El buen nombre de los delincuentes
Por Jaime Restrepo Vásquez
Colombia entera se conmovió, y también se movió, ante el
espantoso crimen cometido contra la niña Yuliana Samboní. Como dijo algún
experto, si la monstruosidad hubiese ocurrido hace 200 años, el depravado
habría sido quemado en la Plaza de Bolívar.
En medio de la movilización, se han escuchado voces que
exigen la pena de muerte para los violadores. Ya en las calles de las
principales ciudades, se ven las planillas en las que pretenden recoger millones
de firmas que respalden el engorroso proceso que, supuestamente, permitiría la
instauración de la cadena perpetua para violadores. No sabemos qué van a hacer
con las firmas. Lo que sí es seguro es
que Colombia ha ratificado varios acuerdos internacionales que impiden la
adopción de tales medidas radicales. Así las cosas, la agitación de la bandera
de la cadena perpetua, es una situación emocional que no llegará a buen puerto.
Por tal razón, la ciudadanía debería movilizarse en otra
dirección: rescatar del baúl de los recuerdos la iniciativa que buscaba señalar
a los violadores y poder exhibir sus rostros ante la nación. Obviamente no debe ser en vallas o
pasacalles, sino en sitios web en los que cualquier ciudadano pueda consultar
el nombre de un agresor sexual.
Es que la justicia colombiana decidió proteger el buen
nombre de todos los delincuentes, incluidos los depredadores sexuales, al punto
de exigir que los medios de comunicación saquen de circulación aquellas
informaciones que señalen a un delincuente que ya pagó su pena en prisión. La
situación ha llegado a tal extremo, que un agresor condenado fue nombrado
rector de un colegio en el departamento del Tolima. Este hecho ilustra la
urgencia de contar con una herramienta que ponga los derechos de los niños por
encima del buen nombre de los agresores, pues los padres de los menores que
estuvieron bajo la autoridad de este depredador, jamás tuvieron la oportunidad
de conocer los antecedentes del sujeto y por consiguiente confiaron en el buen
juicio del nominador… Pero el sujeto era, es y será un depredador.
Si bien es cierto que los delincuentes tienen derecho a
redimirse, los expertos coinciden en afirmar que las conductas de los agresores
sexuales no se modifican y por tal razón, una vez concluyen el tiempo de
prisión, salen con los mismos apetitos depravados. Esto significa que son verdaderos cazadores
que ubican a sus presas en sitios de alta vulnerabilidad.
Por todo lo anterior, es inaplazable que la ciudadanía
continúe la movilización, orientada a despojar a los delincuentes sexuales del
derecho al buen nombre, pues son nuestros niños los que quedan a merced de un
sujeto que parece decente, cuando en realidad lleva en su interior un monstruo
que puede salir en cualquier momento.
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