Pedantería y civilización
Por Jaime Restrepo Vásquez
Colombia dispone de una gama de pensadores muy apreciados
en el mundo pero despreciados, o por lo menos desconocidos en el país. Nadie es
profeta en su tierra. Así pasa con Nicolás Gómez Dávila, un hombre polémico y
profundo cuyos escritos pueden considerarse ácidos, inteligentes y hasta
paradójicos.
Justamente leyendo a Gómez Dávila, apareció un escolio
que retumbó en mi mente: «El desgaste de un idioma es más rápido, y la civilización
que sobre él se asienta más frágil, cuando el pedantismo gramatical se olvida.
Las civilizaciones son períodos de gramática normativa.»
No pude sacar ese aforismo de mi cabeza. ¿Qué tiene que
ver la pedantería con el idioma y la civilización? La RAE señala que el término
pedante era usado hace más de un siglo, para referirse a un maestro que
enseñaba a los niños la gramática yendo a las casas. ¿Se referiría Gómez Dávila
a ese uso y a la necesidad de tener más pedantes en calles y casas?
Entonces emprendí la búsqueda del concepto pedantería
gramatical y encontré que en su forma más radical, es un trastorno obsesivo
compulsivo que padecen algunas personas cuando sienten la necesidad de corregir
cualquier error gramatical. Pero la explicación resultaba insuficiente. Faltaba
engranar el concepto de civilización con la pedantería gramatical. Al observar
lo que pasa en algunos países considerados potencias, se evidencia el desgaste
del idioma y la fragilidad que poco a poco van mostrando en cuanto a la
cohesión social y al proyecto común que tienen como nación.
En nuestro país, por desgracia, hemos entrado en un
periodo de desgaste del idioma, no solo con el maltrato a algunas palabras,
sino también con la manipulación del lenguaje, llegando incluso a llamar malo a
lo bueno y bueno a lo malo. Muchos hablan de la necesidad de proyectar a
Colombia y meterla de lleno en el siglo XXI, pero eso será difícil si seguimos
con el facilismo de mirar como un desorden mental el rigor en el uso del
idioma.
Cada palabra tiene un significado preciso. En
Hispanoamérica disfrutamos de uno de los idiomas más ricos, pero eso sirve de
poco si nos quedamos en un vocabulario escaso, si no damos la batalla por el
uso apropiado de las palabras y si aceptamos que no es necesario corregir la
ortografía, la gramática y la sintaxis, so pretexto de respetar el estilo de
cada cual. En síntesis, nuestro proyecto de civilización está en serio peligro
cuando aplauden y premian a un escritor que se atreve a decir, sin miramientos,
que es necesario «jubilar a la ortografía, terror del ser humano desde la
cuna».
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