El esqueleto del gigante elefante blanco

 No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague”. Sin embargo, a los habitantes de Ciudad Salitre Oriental (UPZ-109) no les aplica este ancestral refrán, el cual debemos entender como una espera transitoria, que para el caso de la nueva sede de la Policía Metropolitana de Bogotá, ubicada en la carrera 56 # 22-96, no se cumple.

De hecho, la nueva sede de la Policía Metropolitana de Bogotá, contratada a finales de 2010 con la firma Castell Camel S.A.S., se encuentra paralizada desde 2014.

Es más: la Sociedad Colombiana de Ingenieros entregó, a finales del año pasado, un concepto sobre el estado de la estructura de la obra, recomendando “un reforzamiento estructural integral, no solo de las placas que están deflactadas, que son todas, sino también un reforzamiento estructural a ciertos muros y partes del edificio". No obstante, la Secretaría Distrital de Seguridad informó que hasta el 1 de febrero de 2017 seguiría suspendido el contrato suscrito con la firma constructora.

Así las cosas, la obra, que inició el 28 de diciembre de 2010, tenía como plazo de entrega 15 meses y una asignación presupuestal de $43.794 millones; sigue suspendida, al parecer, por fallas estructurales y administrativas, las cuales se investigan por parte de la Fiscalía y los demás órganos de control.

Este gigante esqueleto continúa deteriorándose en medio de un abandono total y una precaria vigilancia, que no alcanza a cubrir toda su extensión con suficiencia. Es además un feo e insalubre sitio visitado por ocasionales ciudadanos de calle,  adornado por la maleza y por los grafitis elaborados por jóvenes, probablemente pertenecientes a nuestro barrio, que han efectuado allí sus encuentros lúdicos y de consumo de sustancias prohibidas, según rumores de vecinos del sector.

Dadas la inexistencia de muros y la presencia de claraboyas con vista al vacío en la construcción, es evidente el riesgo que corren quienes se aventuran por esos laberintos, de ahí que hacemos un urgente llamado a nuestra comunidad sobre la necesidad de tomar conciencia de los peligros que se ciernen sobre los jóvenes en dicho sitio.

Pero este llamado se queda corto si no interpretamos además que esos grafitis nos indican la carencia que tienen estos jóvenes de mecanismos de expresión artística de su pensar y sentir. De ahí que se evidencie la necesidad de contar con un espacio de encuentro ciudadano y para esto nada mejor que revivir el viejo anhelo de poder contar con un escenario para la realización de actividades sociales y culturales en nuestro territorio.

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